martes, 5 de octubre de 2010

HÍBRIDO
Despertó una mañana, y mientras planeaba lo que haría ese día, su mente comenzó a evocar recuerdos de días pasados.
Era una tarde verdaderamente calurosa, ni siquiera soplaba un poco del suave viento capaz de mover las delicadas hojas de los árboles, las flores estaban marchitas y todos los animales se encontraban estratégicamente refugiados; en definitiva, era una de esas tardes odiosamente tristes. Y en medio de tanta soledad, se encontraba Grafito, soportando una carga aproximadamente de veinte  veces su propio peso; la carga del desconsuelo y la desesperación. Nadie notó el cansancio de Grafito, ninguno lo vio gritar y resistir en aquel momento, absolutamente nadie estuvo ahí para ver como poco a poco se hundía en el suelo de la muerte.
Sin embargo, hubo muchos presentes la noche en que grafito decidió abrir sus pequeñas alas negras y emprender el vuelo, fueron centenares las aves y los animales terrestres que observaron el vuelo torpe del pequeño. Esa noche, hasta la luna fue partícipe de las burlas y las palabras de desaliento que escuchó Grafito. Fue por esto, que esa noche Grafito decidió esconderse en la más profunda oscuridad y llorar amargamente.
Y como estos, fueron muchos los momentos en que Grafito prefirió la compañía de sí mismo. Días en que anheló que todo y todos a su alrededor desaparecieran, o en el peor de los casos, días que quiso desaparecer. Es que ya estaba realmente cansado de ser tenido en cuenta solo para ser la dicha de los demás, aburrido de ser infeliz todo el tiempo, molesto de dar mucho sin recibir nada a cambio.
Pero un día, Grafito vio emerger de la nada una criatura inocente, con mucho para ofrecer y sin nada que pedir. Y desde entonces, aprendió a amar profundamente, comenzó a entregar lo mejor de sí cada día, en cada momento, en cualquier situación. Ahora Grafito hacía las cosas por amor, sin esperar nada a cambio; así aprendió a no decepcionarse, a ir por el túnel de la vida sin preocupaciones, sin tristezas, sin desganas. De a poco, grafito se acostumbró a ser mirado raro sin que le importara, a ser tratado mal algunas veces sin que le afectara.
Grafito hizo amigos, aprendió a trabajar en equipo, a valorarse y a valorar a los demás, realizó lo que siempre había querido, pero que no había podido por estar escondido en la extensa corteza negra de su cuerpo.

… Y ahí estaba Grafito, inmóvil en mitad del camino. Sorprendido de su nuevo descubrimiento, hallándose afortunadamente hermoso…
Es que al final de cuentas, Grafito no sólo era un oscuro y frio escarabajo rinoceronte con patas y antenas de hormiga, Era un animal fuerte y resistente; capaz de vencer con fortaleza a la muerte misma, sensible, delicado y colaborador; apto para dirigir a una gran población, Fascinantemente bello cual un erizo, como para ser agradable siempre a la vista.    
POR: Marianella Narváez C.






































































































Cuento!

LA HORA DE LA MUERTE
Ese día Andrés Algamar (El viejo Andre) se levanto a las 5:00 de la mañana como de costumbre, A las 5:55 salió de su casa a esperar la moto que lo llevaría a la universidad. Habían transcurrido ya 10 largos minutos y no había observado pasar ninguna moto; oh, ahora recordaba que era 9 de agosto, día sin moto. Pensó que no valía la pena gastar cinco minutos caminando cuatro cuadras a tomar la buseta, así que decidió tomar el primer taxi que pasara. Ah, pero que vida tan miserable, no tenía dinero suficiente para pagar el taxi. Desesperado miró el reloj de pulso en su muñeca izquierda, las 6:07AM. Era practicante imposible llegar a su clase de 6:00, así que decidió no ir ese día a la universidad. Pero precisamente cuando voltea y se dispone a abrir la puerta de su casa, escucha una voz que le dice: -Eeeh amigo, pa’ la U- Andrés volteo, efectivamente era con él, el que le hablaba era el de un taxi, que venía haciendo colectivo. Andrés llegó a las 6:17 AM y para su fortuna el profesor no había llegado aún.
En la clase Andrés estuvo muy atento, hizo aportes valiosos y preguntas interesantes. A las 8:00 la clase terminó y Andrés decidió irse a casa. Había caminado solo dos cuadras desde la salida de la universidad cuando un mototaxista de esos que no acatan las reglas le ofreció llevarlo, Andrés no le vio el problema; su casa quedaba lejos y pues no le gustaba caminar largas distancias, al fin de cuentas lo peor que podía ocurrirle era que un policía de tránsito los detuviera y en el mejor de los casos, podría llegar rápido a su casa y disfrutar del delicioso desayuno que le había preparado su mamá. Tal como ocurrió.
Andrés terminó de desayunar y subió a su habitación a dormir un poco como de costumbre. Observó en su cama un libro de la biblioteca de la universidad, buscó la fecha de entrega: 12:30PM, pensó que tenía tiempo suficiente para dormir, así que se desplomo sobre su cama. Sin embargo, Andrés no tenía sueño, era algo realmente extraño en él, pero era exactamente lo que ocurría. Así que decidió aprovechar el tiempo de vigilia para estudiar la clase del día siguiente. Aún en su cama, tomo el libro en sus manos, buscó el tema, pero no estaba. Así que intentó comunicarse con  una compañera para que le prestara otro libro, pero la muchacha no le contestó. Se dirigió entonces a la universidad, entregó el libro que tenía y se dispuso a prestar uno de sala para leer. Increíblemente todos estaban ocupados, así que se retiró.
A la salida de la biblioteca, se encontró con dos compañeros de clase y observó que uno de ellos tenía el libro que necesitaba, le solicitó el préstamo del libro para sacarle fotocopias al capítulo que necesitaba leer. Su compañero accedió, y juntos se dirigieron a la fotocopiadora Multiservicios, ese día como siempre, ésta se encontraba repleta de personas, estaba a reventar y, Andrés como nunca decidió no esperar, continuaron caminando y adelante, Fotocopiadora LUZ, completamente vacía, con los mismos precios cómodos de multiservicio. Andrés se detuvo y pidió el servicio. Lo atendieron, le devolvió el libro a su compañero, guardó sus copias, se colocó su morral, se despidió de su acompañante y caminó rumbo a casa. Sólo había dado dos pasos cuando escucho detrás de él: - ¡Viejo Andre! ¡Espéreme! Era Juan Miguel, su primo del alma, así que lo esperó. Caminaron hasta la cuadra siguiente, por la que Andrés siempre doblaba y miraron como la lluvia de la noche anterior la había arruinado. Así que decidieron doblar por la siguiente esquina.
A penas acababan de voltear cuando Juan Miguel se detuvo a mirar a los señores de un trasteo intentando subir una nevera al segundo piso de una casa al otro lado de la calle. Andrés había perdido gran parte de la mañana y no quería perder más tiempo, le insistió a Juan Miguel continuar el camino, pero éste se rehusó alegando que deberían ayudar. Y en esas estaban cuando los señores de trasteo, al otro lado de la calle les gritaron solicitando ayuda. Ambos chicos atravesaron la calle y ayudaron a subir la nevera. Una vez arriba la nevera, el dueño que se encontraba en el segundo piso, sujetándola, la inclino, pero no lo suficiente, quería evitar raspar su nevera nueva. Así que la nevera se balanceó y cayó sobre Andrés, quién sólo pudo observar como este objeto tan pesado se le venía encima.
La nevera se hizo pedazos, jodió los cables de la luz de la vecina, hizo temblar la tierra  y…
Bueno lo cierto es que no se raspó, el dueño hizo todo lo que pudo hacer, muy bien hecho para evitarlo. Ahora sólo le tocaba invertir en la baldosa y en el cable de su vecina y, por su puesto en una nevera nueva.
Si los señores del otro lado de la calle no le hubieran pedido ayuda Andrés, si Juan Miguel no se hubiera detenido a mirar, si hubieran tomado el camino de siempre, si no se hubiera encontrado con su primo del alma, si hubiera esperado como siempre en la fotocopiadora de siempre, si su compañero no le hubiera prestado el libro, si hubiera encontrado un libro de sala para leer, si su amiga le hubiera contestado, si hubiera encontrado el tema en el libro que tenía, si hubiera tenido sueño como de costumbre, si no se hubiera encontrado con el infractor mototaxista, si el taxi no hubiera aparecido, si Andrés no se hubiera levantado ese día… Si Andrés nunca hubiera ingresado a estudiar en esa universidad, si no hubiera terminado el colegio, si no se hubiera criado en esta ciudad… es definitiva, si Andrés nunca hubiera nacido, tal vez ahora no estaría MUERTO!
POR: Marianella Narváez C.