martes, 28 de septiembre de 2010

Cuento: La manca en el espejo

LA MANCA EN EL ESPEJO
Quizá a nadie le interese, pero lo cierto es que ahí estaba ella, LA MANCA. Mirando a esas dos chicas compartir un paraguas y caminar despacio una al lado de la otra como quién no sabe a dónde ir, o como quién no tiene un lugar que espere por él. Riath, la manca; detrás de las muchachas del paraguas, también camina sin prisa porque no quiere llegar a su destino. Es que antes de salir de su casa se ha visto en el gran espejo que conservaba desde aquel rutilante 15 de agosto en que cumplió quince años. Esa reliquia antigua que había sido conservada por las mujeres de la familia Castillo generación tras generación, ese espejo apreciado por ella, ese que le permitía adorarse cada día antes de su fatal accidente, el mismo que ahora le mostraba su imperfección. Irónicamente el espejo adorado del pasado por ser cómplice de su amor secreto, es el espejo odiado del presente por ser el promotor de su desprecio.
Y mientras continúa detrás de las muchachas, sosteniendo con su única mano el paraguas, recuerda su figura en frente del espejo; continuaba siendo la misma mujer atractiva de días atrás, su estatura alta y su figura esbelta le otorgaban la elegancia al andar, su cabello negro lacio sobre sus hombros enmarcaba su agraciado rostro de tez blanca y suave adornado con sus ojos saltones, nariz respingada, y sus labios rosados y finos que cualquiera deseaba rozar. Sus brazos largos le proporcionan simetría a toda su forma. Riath cierra los ojos, frunce el ceño y una lágrima recorre su mejilla. En el espejo estaba ella, con su desperfecto, su desigualdad, le hacía falta su mano derecha.
A Riath Castillo no le gusta que la vean llorar, piensa que es sinónimo de debilidad, de inferioridad. Pero ahora sus ojos están húmedos y dejan escapar un tras otra lagrima. Son lágrimas que no piden permiso, que no permiten contención, que fluyen espontáneamente. Su cara es ahora como los sutiles caminos que recorren los ríos para llegar al mar, está completamente bañada en llanto. Intenta en vano secar su rostro, su única mano le es insuficiente. Se llena de impotencia, siente mucha rabia, deja caer el paraguas permitiendo que la lluvia la moje por completo y  consiente ahogarse en el llanto de sus penas. Al fin de cuentas ahora nadie notara su debilidad, su inferioridad.
De repente se escucha sonar su celular, es un mensaje de su amiga Susana: “¡En el día de hoy quiero felicitarte con el mayor entusiasmo del mundo! Hoy tienes exactamente dos meses de llevar una vida en tu vientre, y hoy además es tu primer día de trabajo en la empresa que siempre soñaste. ¡FELICITACIONES! Estoy FELIZ por ti. La verdad es que estoy muy  contenta desde el día que decidiste aceptarte tras el accidente”.
Las muchachas han atravesado la avenida, Riath espera el momento oportuno para cruzar. Mientras, piensa en lo ridícula que se vería llegando a su primer día de trabajo en la empresa NINCA completamente mojada y sin una mano. Seguramente a ninguno le importará que tenga dinero, que sea hermosa o la mejor arquitecta del país – se decía – sin duda todos me verán y se fijaran sólo en una cosa, en mi defecto inocultable. Indudablemente todos me llamaran por MANCA y para todos no seré más que eso. Es imposible que le guste a alguien cuando ni siquiera le gusto a mi más grande seguidora.
Seguía inmóvil delante del espejo escuchándose decir:
-Me gustabas desde siempre, te conozco de la cabeza a los pies y de la razón hasta el alma. Sé de tus cualidades y defectos, y aún así te quiero; Te quiero porqué no tienes secretos, sino que tenemos secretos. Porque cuando ríes necesariamente rio también  y cuando lloras yo no presto mi hombro sino que lloro contigo. Somos la compañía perfecta, no por ser el complemento de nuestras vidas si no por parecernos tanto. Es que cada vez que te miro desde el espejo, veo mis ojos en los tuyos y sé que los tuyos están en los míos, no existen las palabras entonces. No es necesario decir TE AMO, porque sabes que será así eternamente. Tu compañía es incomparable y sólo necesito de eso para vivir… para morir. Ahora me das lastima; y te sigo amando, sólo que ya no tanto-.
Riath da pasos largos y pausados mientras toca su vientre y dice: - A mis 42 años tomé la decisión más importante de mi vida, tenerte. Tal vez puedas ser mi salvación, pero creo que no soportaría que alguien me robara el amor que me tengo. Gracias al cielo aún no existes ¡lo siento!- Se detuvo en medio de la autopista y fue arrollada por un camión.
Ese día todos en el trabajo quedaron deseosos de conocer a la hermosa adinerada y mejor arquitecta del país Riath Castillo.
Nadie supo que Riath Castillo había decido quitarse la vida, para todos fue un desastroso y triste accidente. Ninguno hablo de su defecto, de ella solo destacaba su incontable numero de cualidades. 42 años había vivido y 42 años había sido reconocida. Sin embargo para ella nunca fue suficiente. Había alcanzado desde el momento de su nacimiento lo que ella añoró durante toda su vida: RECONOCIMIENTO.
AUTORA: Marianella Narváez C.
CÓDIGO: 2008261032
TELÉFONO: 3205280797
CORREO ELECTRÓNICO: susanarcav@hotmail.com 

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